I N D E X - O B R A S - C U R R I C U L U M - C O N T A C T O - T E X T O - E X P O - B A R N A D A S

 

 

FERNANDO ADAM  

Registros de viaje: Anywhere / En cualquier lugar      

Galería Minotauro/ Caracas, Junio 2002

 

Después de un recorrido, las sensaciones de los viajeros son muy similares: atmósferas, paisajes e imágenes se cargan de sentimientos y emociones por los momentos vividos, sedimentándose en el inconsciente como improntas suspendidas en un tiempo indefinido. El viaje puede darse hacia el exterior o hacia el interior del ser, da igual, todo pasa por el velo de la memoria que registra la realidad parcialmente y por fragmentos. Esta es la percepción que nos transmite la muestra de FERNANDO ADAM Registros de viaje: Anywhere/ En cualquier lugar, en cuyo recorrido advertimos algo personal, alguna experiencia que nos es cercana, esas composiciones nos son familiares y son, de algún modo, nuestras también.  La totalidad atomizada se dispersa en imágenes y desolados encuadres en medio de atmósferas enrarecidas, sugiriendo una situación en tránsito o de un “no lugar” atemporal. Asimismo, las imperceptibles texturas y las tonalidades sepias, con un atisbo de color, fomentan la sensación de lejanía y abandono. Los fondos desvelan escrituras, veladuras y transparencias que se enriquecen gracias al preciosismo y minuciosidad de los detalles como costuras, pliegues o parches que transmiten la proximidad de lo táctil en contraposición a la desmesura del vacío. Así lo percibimos en la Serie Empty Rooms, 2002, técnica mixta sobre tela, aquí los pliegues de una cortina, cosida y descosida, cubre el silencioso oleaje del mar que está al fondo, las sutiles y finas texturas deleitan la vista a medida que advertimos delicados accidentes visuales: costuras, rugosidades, dobleces, parches, etc. Con la debida proporción entre forma y contenido, Adam logra enlazar lo cercano y lo lejano a través de una sensación de membranas y de memorias. Su discurso no busca lo romántico sino que apunta a experiencias más profundas y, quizás, traumáticas. Su paraje son los deslindes del hombre contemporáneo: el desarraigo, el descuido, el abandono, el vacío y la desolación, experiencias que circunscriben las imágenes que conforman su abecedario pictórico: íconos, sillas, bocas, ventanas, paisajes, montañas y olas, todas sin una aparente relación entre sí, a excepción de esa ingrávida atmósfera que lo envuelve como un manto que las ha rescatado del olvido. La muestra se conforma de cuatro series, divididos y recreados por el artista de la siguiente manera:  la Serie Icons/ Iconos, como un recorrido iniciático por los procesos de transmutación y transmigración...la Serie My Postcards/ Mis Postales, una colección a manera de postales de viajes de aquellos fragmentos inconexos que recogen una iconografía intimista...la Serie Emotional Landscapes/ Paisajes Emocionales, responden a una mirada distanciada del paisaje, en una dicotomía constante entre el adentro y el afuera, el interior y el exterior...y, finalmente, la Serie Empty Romos/ Cuartos Vacíos, en los que busca transcribir y congelar, como fotogramas oníricos, esos paisajes que evocan “ los espacios del habitar”...

El lenguaje de Adam se condensa en la repetición obsesiva de imágenes que flotan sobre fondos roídos por el tiempo, en una suerte de recuerdos fraccionados y aislados. Los espacios, sin límites ni fronteras, sirven de escenario a la imagen-objeto que funge de referente entre el mundo exterior y el mundo interior convirtiéndose, como bien lo ha expresado el artista, en presencias de una ausencia, como los espacios de la espera, del silencio, del retorno...

 

Gladys Yunes Yunes/ Junio 2002

Museo Bellas Artes de Caracas- MBA

 

 

 

LAS ALAS DEL DESEO

Por Cristina Raffalli

 

Fernando Adam , el viaje de regreso

 

Hay quienes se van de viaje para traerse signos. Buscadores de vértigos que acumulan voces, rostros, sucesos, situaciones. Aventureros confiados a los caminos del mar y de la tierra, coleccionistas de cifras colmados de placeres y peligros. Habitantes de un mundo donde reina la virtud de la experiencia, del relato, de la palabra alzada y la conciencia plena...Hay un viaje que repetimos a diario, el viaje que nos rebosa, que nos hace parte y que nos carga, que nos hace saber y decir, partícipes y cuerpo, argumento, voz y rostro de la andanza incansable, jadeante, implacable.

Hay otros viajes que nunca nos atrevemos a hacer. Esos son los viajes al vacío. La invitación a dejarnos llevar por el silencio. Un silencio que se fuga siempre con nuestra propia prisa y arde en los fuegos de nuestros miedos hondos, remotos. Los miedos a la ausencia.

El artista Fernando Adam supo esperar esa quietud, encontrar el espacio para el no decir. Su aventura no acumula mapas ni sigue las voces de los que antes transitaron. El prefiere limpiar de formas los caminos de su viaje, y callar para que al fin se escuche la otra voz del mundo, la que no grita, la que transcurre en otro tiempo y gravita en otros centros.

Durante la reciente FIA, Feria Internacional de Arte, y más tarde, en su exposición individual de la galería Minotauro, esos caminos del silencio, esa elocuencia de lo ausente, han llevado de la mano a otros partícipes del viaje. Sin resistencia ante la agonía de la palabra, sin miedo al vacío, como sendero, sin requerir instrucciones, Adam ha trastocado el itinerario de nuestros viajes, llenos de estaciones, de citas y precisiones. En este mundo y este tiempo rebosantes, algo al fin nos conecta con el vacío. Algo nos despoja de los que tenemos y nos pone de frente a nuestra propia y antigua verdad de no tener, de no saber, de no cargar. Estrenamos la sed. Inauguramos esta práctica de la distancia, ajena pero irresistible para nuestra alma cansada de saberes y razones.

Esas otras formas de la incertidumbre, las que Adam imagina, no angustian ni presionan porque no tienen mecanismo de juicio. Sus tierras del destierro, sus formas del despojo, sus rostros del olvido, su tiempo imposible, dejan al fin espacio para la voz de algo más grande y menos cierto. Allí, al fin, nos hemos encontrado con nuestra ausencia.

 

Diario Tal Cual / Caracas Junio 2002.